Había una vez dos reyes que estaban
completamente enamorados, tenían todo lo que les hacía falta para ser muy muy
felices, tenían todo el oro del que quisieran disponer, un palacio enorme y
precioso, muchos sirvientes que les querían y les trataban como verdaderos
reyes. Pero lo más importante era que se tenían el uno al otro de la forma más
bonita que se puede tener a alguien, libremente.
Un día, la reina se paró a pensar
que ya era hora de tener hijos con los que disfrutar su inmensa fortuna y con
los que compartir su amor. Se lo dijo en seguida al rey, al que le pareció una
idea estupenda.
Pasaron 9 meses y la reina dio a
luz a su primera hija, era la niña más hermosa que se había visto en el reino.
Era más hermosa incluso que su madre, que hasta el momento había sido la mujer
más hermosa de la tierra.
La reina murió 2 meses después de tener a la princesa
porque se puso muy malita y en esa época era difícil curar las enfermedades
avanzadas.
Antes de morir, la reina llamó al rey para despedirse. Le
dijo cuánto le amaba y le pidió un último deseo: que permitiera a su hija
escoger el amor de su vida libremente, como ella pudo hacer con él, que no le
pusiera ninguna condición, solo que la hiciera feliz. Además le dio una cadena
con sus dos tesoros más preciados, su anillo de bodas y el diamante que le
regaló su madre al nacer, para que se la diera a su hija el día que tuviera la
edad suficiente para comprender lo que su madre la había amado.
El rey se despidió de la reina con un abrazo eterno y el
beso más bonito que le había dado nunca.
El rey cayó en una fuerte depresión que le duró varios
años. Pero sabía que tenía que cumplir el deseo de su esposa, ayudar a su hija
a que fuera la más feliz del mundo, por ella siempre levantaba la cabeza y
seguía adelante, la princesa ya había perdido a su madre, no podía permitirse
dejarla él también. Los años fueron pasando en el palacio, y cada vez la
princesa se volvía más y más hermosa, hasta que se convirtió en la joven más
bella de todo el reino.
La princesa un día mientras comía en el inmenso restaurante
de su palacio, conoció al chico más guapo de todo el reino, pero había un
problema. Era el hijo de la cocinera, que como ella había crecido, y ya estaba
en edad de trabajar, por eso fue él quien la trajo la comida. Ella ya le había
visto de niña muchas veces por el palacio, era su amigo de la infancia, pero
cuando cumplió los 10 años tuvo que irse a trabajar con su padre al pueblo de
al lado, por eso hacía muchos años que no le veía. El joven ya con 16 años
acababa de volver para ayudar a su madre en las cocinas del palacio. Nada mas
verle se acordó de él, pero la sorprendió lo guapo que estaba. Lo mismo le pasó
al joven, cuando la vio se quedó completamente entusiasmado con la belleza de
la princesa.
A partir de ese día, el chico empezó a servir todos los
días la comida a la princesa, y cada vez hablaban más y volvían a recuperar su
amistad. Ese momento del día pasó a ser el favorito de los dos. Cada día
deseaban que llegara la hora de la comida para verse y poder hablar sin que
nadie les juzgara.
Un día el joven le pidió a la princesa salir a dar un paseo
esa misma tarde. La princesa encantada le dijo que sí. La relación cada vez era
mejor, y cada día se acercaban un poquito más.
Quedaron en los jardines del palacio a media tarde.
Definitivamente ese día se enamoraron perdidamente.
El rey ajeno a todo esto, un día se acercó a su hija para
decirla que ya tenía la edad suficiente como para comprender lo que su madre la
había amado. La contó que se parecía muchísimo a su madre, cada día más, y que
el mayor deseo de su madre había sido que su hija encontrara el amor verdadero
y fuera la más feliz del mundo. Le entregó la cadena con los dos regalos más
preciados de su madre, el anillo de bodas, y el diamante. La princesa muy
emocionada sabiendo que ya había cumplido el deseo de su madre, decidió hablar
con el joven para elegir el día en el que le comunicarían su relación a su
padre.
La princesa le dijo al joven que ya tenían edad para
casarse, y que no quería entregarle su amor a otro hombre. Ella ya había elegido
y el chico también. Había llegado el momento de comunicárselo al rey y a todo
el reino.
Los dos juntos así lo hicieron, cogidos de la mano, ella
vestida con su vestido más bonito, y él con su traje más formal, se acercaron a
los aposentos del rey, y allí le comunicaron su amor y su intención de casarse.
El rey no podía creerse que el hombre al que hubiera elegido su hija fuera el
hijo de la cocinera. Para él era una deshonra, pero veía a su hija feliz, y no
podía romper el deseo de su esposa. Entonces se le ocurrió una idea. Su
respuesta fue esta: "De acuerdo hija, puedes casarte con este joven, pero
tiene que entregarte tres regalos de boda para ser digno de ti, yo seré quien
los elija. Tiene que traerte un vestido tan dorado como el sol, otro vestido
tan plateado como la luna, y otro vestido tan brillante como las estrellas. Si
lo consigue podrá casarse contigo."
La princesa miró al joven y él la miró profundamente
enamorado y la dijo: "Por ti bajaría la luna, mi princesa. Conseguiré esos
tres vestidos tan pronto como pueda, y me casaré contigo."
Ella más emocionada que nunca le dio un fuerte abrazo y
también aceptó el trato con su padre.
El joven no tenía fácil conseguir vestidos tan costosos,
pues era muy humilde y no tenía recursos, pero movió todos los contactos que
tenía entre la realeza (pues era un joven muy querido por su nobleza y su buen
corazón) y al año siguiente después de recorrerse varios reinos, tenía listos
los tres vestidos.
Cuando llegó y se los entregó a la princesa, ella llena de
alegría subió a enseñárselos a su padre, pero para él no era suficiente, asique
les propuso otro trato. Tenía que conseguir un abrigo con un trocito de piel de
cada animal en el mundo, tenía que conseguir un abrigo de toda clase de pieles.
La princesa no podía creérselo, eso era prácticamente imposible, y más con los
recursos tan limitados de los que disponía el joven. Pero él la miró, y con una
sonrisa la dijo de nuevo: "Como te dije la última vez, por ti bajaría la
luna, mi princesa, he conseguido los tres vestidos y conseguiré el abrigo de
toda clase de pieles, no se cuánto tardaré, pero lo conseguiré y el día que lo
tenga me casaré contigo" Hizo una reverencia al rey, dio un beso en la
frente a la princesa y se dispuso a empezar su trabajo, conseguir un abrigo de
toda clase de pieles.
Volvió a necesitar ayuda de muchos amigos que tenía entre
la nobleza y en el pueblo. Fue lo más difícil que había hecho en su vida, pero
tres años después había conseguido el abrigo de toda clase de pieles. En cuanto
llegó al palacio, fue corriendo a enseñárselo a la princesa, ella al verlo no
podía creérselo, era el abrigo más bonito que había visto jamás. Fueron
corriendo a enseñárselo al rey. El rey encantado con la labor y el empeño del
joven, aceptó la boda, solo les propuso un último reto. En una semana se
celebraría un baile, para que su hija conociera a todos los jóvenes del reino y
si después del baile estaba segura de que su felicidad estaba con él no pondría
ningún impedimento más para que celebraran su boda.
Pero el
rey no les contó su plan secreto. Entró en los aposentos de la princesa y cogió
el anillo de bodas de su mujer, la cadena y el diamante. Se lo guardó en su bolsillo
hasta el día del baile. El día del baile lo pondría en la copa del joven al que
amaba su hija, si él se guardaba sus regalos y huía del reino (con el valor de
esos tres tesoros podría vivir toda la vida sin tener que trabajar) se lo comunicaría
a su hija y la prohibiría la boda. Si
por el contrario el joven le ofrecía los tres regalos a su hija, él comprobaría
que la amaba de verdad, y permitiría la boda de buen gusto además.
La noche
del baile, el rey así lo hizo, puso los tres regalos en la copa del joven. El
chico, cuando estaba bailando con la princesa, fue a por la copa y se encontró
con los tres tesoros, la cadena, el anillo de bodas y el diamante. Él no los
había visto nunca, no sabía ni que eran de la princesa, pero en cuanto los vio
supo que no habría mujer en el reino que lo mereciera más que la chica de la
que él estaba enamorado, la princesa. En seguida se acercó a ella y la entregó
los tres tesoros que había encontrado en su copa, la dijo que no sabía por qué
habían aparecido en su copa, ni de quién eran, pero que si alguien los merecía,
esa era ella. La princesa cuando vio sus tres regalos no podía entender cómo
habían ido a parar a la copa del joven, y fue corriendo a enseñárselo a su
padre.
El rey en
ese momento supo que había hecho realidad el deseo de su mujer, y con ello
había conseguido la felicidad eterna de su hija, pues la princesa había
encontrado el amor verdadero.
Al día
siguiente se celebró la boda más bonita de la historia en el palacio. El rey
llevó muy orgulloso a su hija al altar, y el joven y futuro príncipe la recibió
entre sus brazos con la mayor satisfacción del mundo. La princesa era la joven
más feliz del reino, había cumplido el deseo de su madre, había encontrado el
amor verdadero, y su padre estaba orgulloso de ella. Desde ese hermoso día todos
fueron felices para siempre.
Adaptaciones del cuento
He cambiado prácticamente el cuento entero, porque al empezar a escribir mi historia me di cuenta de que para la historia que yo quería contar tenía que dar un giro enorme al cuento entero. Entre las adaptaciones que he hecho están las siguientes:
·La reina no le pide al rey que se vuelva a casar, sino le pide que sea su hija quien encuentre el amor, y que le deje hacerlo libremente, con la única condición de que le haga feliz.
·La historia de amor se centra en la princesa y en el hijo de la cocinera. Con esto he quitado el incesto, centrando la historia en el amor de los dos jóvenes, pues pienso que los niños se pueden sentir más identificados.
·El hijo de la cocinera es quien tiene que conseguir los vestidos y el abrigo para la princesa por petición del rey. Con esto he querido representar que el amor mueve montañas, y que todo el mundo puede conseguir lo que se proponga.
·En cuanto a los regalos he quitado la rueca de hilar, la medallita de la virgen, y he dejado la cadena y el anillo de bodas, además he añadido el diamante que le regaló su abuela a su madre al nacer, porque me parece más significativo por el hecho de que se pasa de generación en generación de madre a hija. El anillo de bodas también lo he dejado porque me parece un regalo muy bonito, para que lleve su hija el día que se case o para que lo guarde con ella toda su vida como recuerdo del amor verdadero de sus padres.
·En cuanto al final del cuento, el baile en el que el rey pone a prueba el amor del joven por su hija, lo he puesto así por que me parece muy bonito demostrar a los niños que hay personas que aunque sean pobres tienen una riqueza inmensa en su corazón.
La adaptación del cuento está destinada a niños de tercer ciclo de primaria, porque considero que en esta etapa tienen un mayor conocimiento de lo que es el amor, los valores de nobleza, etc.... No obstante también puede ser válido para niños de segundo ciclo de primaria, ya que también pueden entender el cuento aunque posiblemente no con la misma profundidad, o de la misma forma que podrían entenderlo los niños de tercer ciclo.
Te has pasado adaptando y has hecho otro cuento. Sin embargo sí se ajusta a la edad de los receptores.
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