Hoy ha llegado a mi este corto, me lo ha enviado la mamá de un niño al que doy clases. Un amor de mujer, y su hijo un amor de niño.
Me ha parecido un vídeo genial pero sobre todo muy real, y digno de hacer una reflexión sobre el.
Nos pasamos la vida esperando, esperando el fin de semana, esperando los puentes, esperando las navidades, esperando que se acaben los examenes, esperando cada día que se acaben las jornadas laborales, esperando que llegue el verano, esperando casarnos, esperando tener hijos, esperando encontrar el trabajo de nuestros sueños... Esperando y esperando.
Y se nos olvida que las cosas van llegando, y aunque llegan seguimos esperando. Yo cuando era pequeña deseaba cumplir 15 años, cuando cumpli 15 deseaba cumplir 20, esperaba tener el carnet de conducir, cuando lo tuve esperaba tener coche, esperaba empezar la universidad, cuando la empecé esperaba acabarla. Y las cosas van llegando. Miro atrás y no me creo que ya tenga 21 años, a puntito de cumplir 22.
Se nos olvida vivir el ahora, el momento presente, se nos olvida vivir cada día como si fuera el último, vivimos la rutina como rutina, y esperamos que llegue algo grande creyendo que a partir de ese momento seremos más felices.
En esta etapa de mi vida estoy aprendiendo a vivir el día a día, porque tengo tantas cosas que hacer que si intentase planificarlo todo a largo plazo me acabaría volviendo loca, he decidido vivir y disfrutar el presente y cuando decides algo y lo introduces de verdad en tu vida, empiezas a verlo por todos los sitios. Cuanta más energía gastas, más energía generas. Estoy viviendo varias situaciones que me demuestran que lo mejor para ser feliz es vivir cada día con la intensidad que merece y hacer de cada día un día único. Y mira por donde hoy llega a mi este vídeo.
Mi humilde consejo: vive cada día como si fuera el último. El único momento es ahora.
¡Qué reflexión más bonita! ¡Enhorabuena!
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